
La realización de pruebas diagnósticas es uno de los pilares fundamentales de la lucha contra la pandemia de COVID-19. Dentro de estas pruebas, hay dos grupos: los que detectan la presencia del virus en fase activa; y los serológicos, basados en anticuerpos, producidos por el organismo humano cuando se ha superado la enfermedad y el patógeno ya no se encuentra activo.
• Pruebas PCR: permiten detectar el ARN de SARS-CoV-2, cuya presencia revela la enfermedad en fase activa. Está considerado como el test más fiable y el prioritario para las autoridades sanitarias. La prueba detecta la presencia del virus a partir de muestras respiratorias tomadas en la zona posterior de la faringe.
• Test rápidos de antígenos: Se trata de una prueba rápida que detecta la presencia de los antígenos que se encuentran en la superficie del virus a partir de una muestra recogida con un hisopo. Estos antígenos actúan como marcadores, e indican la presencia de una infección activa en tan solo 15 minutos.
• Test rápidos de anticuerpos: Detectan la reacción inmune generada por nuestro organismo después del contacto con el virus SARS-CoV-2. Estas pruebas se basan en el principio de la reacción antígeno-anticuerpo y la técnica de inmunoensayo detectando los anticuerpos IgM e IgG producidos por el sistema inmune de la persona contra el virus permitiendo obtener un resultado en menos de 20 minutos.
Ambos kits rápidos tienen marcado CE y certificado ISO 13485 y se utilizan como ayuda para permitir a los profesionales médicos determinar de forma rápida y segura si una persona ha contraído el virus SARS-CoV-2 (COVID 19) en pocos minutos.
Un diagnóstico rápido del virus contribuye a contener la pandemia.